Durante la actividad, voluntarios y usuarias disfrutaron de unas partidas de bolos mientras charlaban y se conocían un poco. Para muchas de ellas, estas iniciativas suponen un desafío, ya que no están acostumbradas a estos espacios ni a interactuar con personas nuevas. Sin embargo, la cercanía de los voluntarios ayudó a que se sintieran cómodas y pudieran disfrutar de la experiencia.

Desde la fundación destacaron lo valioso que resulta para estas mujeres jóvenes contar con momentos de ocio saludables en su proceso de recuperación. En las residencias donde viven reciben apoyo psicológico, formación y ayuda para su inserción laboral, pero también es fundamental que puedan salir de su entorno habitual y sentirse acogidas en otros espacios.

Actividades como esta son esenciales para su proceso de recuperación, ya que les permiten sentirse valoradas, superar sus miedos y avanzar con más seguridad hacia su independencia.