Seguimos conociendo nuevas Unidades Educativas en las localidades que rodean Sucre. Después de visitar La Palma, El Chaco, Elizardo Pérez, Llinfi, La Barranca y otros tantos más llegamos a la que probablemente sea la población que más nos ha impactado por sus carencias en el acceso y los servicios básicos.
Desde la carretera principal un desvío de una hora aproximadamente por camino de piedras y sólo accesible con un 4x4 nos llevó hasta el pueblo de Kacha Kacha. Una localidad de unos 300 habitantes, campesinos en su mayoría, que se ven obligados ante la dificultad de acceso y su aislamiento a contratar un transportista una vez a la semana para dar salida a sus frutas y verduras en la ciudad de Sucre.
Llegamos a una Unidad Educativa que es a su vez internado para los alumnos que son de aldeas aledañas. Estos alumnos llegan el domingo y se marcha el viernes teniendo muchos de ellos que caminar hasta 3 horas para llegar a sus casas.
Según la división equipos el taller en esta Unidad Educativa estuvo impartido por Alba y José Luis. La actividad, que ya habíamos realizado en otras UE, era de Plan de Vida diriga al Gobierno Estudiantil (líderes elegidos democráticamente por los alumnos) donde se aprende a diseñar los objetivos/metas tanto personales como laborales que quieren lograr a medio y largo plazo y una guía que propone cómo alcanzarlos.
Este grupo era especialmente vergonzoso y no están en absoluto, quizá dado el aislamiento que sufren, acostumbrados a conocer a gente nueva y mucho menos europeos. Pero poco a poco fueron entrando en la dinámica.
Al finalizar el taller los alumnos, ya más relajados y sueltos, no paraban de preguntar cosas sobre España: por la comida típica, por nuestro fútbol (en especial por el Real Madrid y el Barcelona), por el clima… y así apoderaron de nosotros con su cariño y amabilidad.
Así mismo, las tornas cambiaron y les tocó a ellos contarnos sobre su cultura. Nos hablaron de sus comidas, sus costumbres y como curiosidad de la Unidad Educativa nos contaron que los chicos que se quedan internos por la noche se dedican a hacer pan en un pequeño horno de barro que tienen en la entrada.
La sensación con la que salimos de Kacha Kacha es que es otro de esos pueblos con las necesidades básicas de luz y a veces agua no cubiertas, o no cubiertas del todo. Donde no tienen ni cobertura para móviles y prácticamente nadie tiene acceso a un vehículo…
La profesora nos comentaba que hay mucha diferencia entre los pueblos situados en plena carretera principal, que tiene acceso a casi todo, más facilidades y servicios, y los pueblos como Kacha Kacha, que viven prácticamente aislados. Es por eso que muchas aldeas acaban siendo abandonadas porque sus gentes prefieren acercarse a la carretera.
La realidad de los chicos con los que trabajamos es que cuando acaben sus estudios de secundaria les será muy difícil estudiar en la ciudad. Las becas existen pero ni sistema es lo suficientemente eficaz ni el conocimiento acerca de los estudios superiores es accesible a todos.
La labor de los profesores y del CEMSE y el apoyo de Ayuda en Acción y su red de voluntarios es increíble pero hace falta mucho más.
Nos fuimos de allí con la sensación de haber puesto nuestro granito de arena pero dejándoles con el gran campo de césped artificial que les colocó Evo Morales (como a todas las aldeas de Bolivia que priorizaron el fútbol a los servicios básicos) pero sin una carretera desde donde ver el Arco Iris...